Ya estaba todo preparado, habían dado todos los pasos necesarios: habían grabado maquetas, tenían una base de aficionados, eran un grupo completo, y tenían un contrato con una discográfica, que les proporcionaba un estudio y promoción. Estaban listos para publicar su debut discográfico, así que se pusieron manos a la obra sin pensárselo dos veces. Escribieron canciones durante la segunda mitad de 1999, y en febrero del 2000 fueron a los estudios Tico-Tico de Kemi (norte de Finlandia, donde tiene que hacer un frío que te cagas, y más en febrero) a grabarlas. Básicamente, Henri se ocupó de la música de todas las canciones y Ville de las letras, salvo la de “Ukkosenjumalan poika”, que la escribió la que por entonces era su novia. El debut recibiría por nombre Suden uni (en castellano El sueño de un lobo), y para hacerlo realidad, Henri se ocupó de guitarras, teclados, voces limpias (las pocas que hay) e instrumentos tradicionales (léase acordeones, berimbaos y demás parafernalia); Ville de voz y bajo; y Baron de percusión, coros y guitarras acústicas. Además, tuvieron colaboraciones en coros y palmas de algunos amigos suyos, entre ellos Avather y Blastmor de Thyrane, y Janne Perttilä, quien posteriormente cobrará bastante importancia para Moonsorrow. Fue en estas sesiones donde nació el “Drunken Viking Choir” ™ o “Coro de Vikingos Borrachos”. El álbum fue grabado y mezclado por Ahti Kortelainen, quien se encargaría también de todos los posteriores. No se conocían antes de grabar este disco, pero parece que el grupo quedó contento con él; varios años más tarde, Ville diría: “Elegimos a Ahti y a Mika [Jussila, quien masterizó todos los discos posteriores] para el primer álbum por casualidad; escuchamos los discos que habían hecho anteriormente y pensamos que podrían hacer un buen trabajo con nuestro sonido también. Desde entonces, no hemos sentido la necesidad de cambiar de personal. Ambos son grandes profesionales en lo que hacen, saben lo que nosotros queremos hacer, y nos llevamos bien en general. Con ellos obtenemos los resultados que buscamos”. En realidad Ville se equivocó ligeramente al decir esto, porque Mika Jussila trabajó con ellos por primera vez en el segundo disco; más tarde recordaría: "La versión de Plasmatica ni siquiera estaba masterizada, ya no me acordaba. Sólo la versión de Spinefarm está masterizada por Mika Jussila". Volveremos a hablar de ello en el segundo capítulo dedicado al año 2003.
Pasaron unos días grabando y mezclando, parecía que el disco saldría pronto, pero de nuevo tuvieron problemas, esta vez no tanto tecnológicos como financieros e incluso humanos, lo que hizo que el disco no fuera lanzado finalmente hasta abril de 2001, es decir, más de un año más tarde. Ville cuenta: “Fue muy irritante esperar tanto por la edición del álbum. Si fue culpa de la discográfica o no, ya no merece la pena discutirlo; después de todo, uno debería esperarse este tipo de problemas cuando trata con sellos pequeños. Simplemente no tienen dinero para llevar las cosas al ritmo deseado. Hubo problemas de toda clase con el supuesto lanzamiento, desde simples obstáculos comunicativos hasta jodiendas de última hora con la empresa de manufactura (tuvieron los masters por allí tirados unos dos meses, con lo que creo que también podríamos cuestionar un poco su ética laboral). Seguramente mucha gente se preguntará por qué elegimos Plasmatica Records, pero ¿por qué no íbamos a firmar el mejor contrato que se nos ofreció? Trabajar con sellos nuevos y poco conocidos no suele ser muy eficiente –como pudimos comprobar-, pero siempre está la otra cara de la moneda: en un sello pequeño, todas las bandas son prioritarias, y no hay las cuestiones sobre libertad artística que sí hay en discográficas más grandes”.
Pasaron unos días grabando y mezclando, parecía que el disco saldría pronto, pero de nuevo tuvieron problemas, esta vez no tanto tecnológicos como financieros e incluso humanos, lo que hizo que el disco no fuera lanzado finalmente hasta abril de 2001, es decir, más de un año más tarde. Ville cuenta: “Fue muy irritante esperar tanto por la edición del álbum. Si fue culpa de la discográfica o no, ya no merece la pena discutirlo; después de todo, uno debería esperarse este tipo de problemas cuando trata con sellos pequeños. Simplemente no tienen dinero para llevar las cosas al ritmo deseado. Hubo problemas de toda clase con el supuesto lanzamiento, desde simples obstáculos comunicativos hasta jodiendas de última hora con la empresa de manufactura (tuvieron los masters por allí tirados unos dos meses, con lo que creo que también podríamos cuestionar un poco su ética laboral). Seguramente mucha gente se preguntará por qué elegimos Plasmatica Records, pero ¿por qué no íbamos a firmar el mejor contrato que se nos ofreció? Trabajar con sellos nuevos y poco conocidos no suele ser muy eficiente –como pudimos comprobar-, pero siempre está la otra cara de la moneda: en un sello pequeño, todas las bandas son prioritarias, y no hay las cuestiones sobre libertad artística que sí hay en discográficas más grandes”.
Ukkosenjumalan poika (master original del 2000)
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